15 de octubre de 2007

Relatos

El destino, o quién sabe quién, hicieron que en una investigación sobre los pueblos olvidados, recorriera algunos lugares que sinceramente desconocía que existían. Sin embargo, en mi mapa del tendido ferroviario del año 1952 (regalo de mi padre) pude encontrarlos. Allí estaban, como testigos del paso del tiempo, esperando a que los resucitara, contando sus historias de vida: Garabato, Villa Ocampo, Villa Ángela, La Gallareta, Calchaquí, Villa Ana.
Hace unos meses, un colega docente de la Universidad de Córdoba, Daniel, puso en mis manos una obra que desconocía: "La Forestal: Crónica cantada", en la voz de Enrique Llopis y la letra de Rafael Ielpi.
Sigo investigando y me encuentro con Weisburd, Los Amores. Todos tenían como eje central a "La Compañía Forestal del Norte" (The Forestal Land, Timber and Railways Company Limited). Recorriendo varios sitios web descubrí que la mayoría de los pueblos que nombré todavía seguían perteneciendo a dicha empresa y que recién ahora (véase el caso de Gallareta y Los Amores) se están iniciando acciones para que esas tierras vuelvan a quienes fueron sus verdaderos dueños desde siempre (tierras argentinas).
No voy a contar aquí la historia de esta compañía porque la podemos obtener si investigamos un poco por la red, la misma Wikipedia relata su historia en http://es.wikipedia.org/wiki/La_Forestal. Lo que me interesa aquí es hacer un parangón entre aquellas épocas (1906) y las actuales.
Esta empresa explotó durante 60 años (gracias a una cesión de tierras por no poder hacer frente a una deuda con otra empresa inglesa), dos millones de hectáreas del bosque de quebrachos del este y norte santafesinos.
En 1963 cuando el quebrachal se volvió un desierto, la empresa no sólo se llevó nuestra producción sino que se llevó la vida y el espíritu de esos pueblos ya que hasta el tendido férreo que la empresa utilizaba para transportar nuestros quebrachos fue dinamitado.
En 1993, una frase se nos clavaba en la cabeza y en el corazón: "Ramal que para, ramal que cierra". Y aunque en su momento no podíamos creer que se cumpliera; hoy vemos cómo otros pueblos junto a aquellos que se fundaron en 1906, se acompañan en su tristeza y abandono.
Aquí un pequeño homenaje a ellos, a esos pueblos, a sus hacheros y a los "duendes" que guiaron mi mano para que pudiera contarles próximamente las historias de muchos de ellos.
Dedicado a la CONCIENCIA NACIONAL

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