7 de noviembre de 2007

San Nicolás

San Nicolás es hermosa. Una ciudad de mi entrañable provincia de Buenos Aires, tranquila, de gente amable y que aún conserva la costumbre de la “siesta” después del mediodía. Tuve oportunidad de conocerla mientras cursaba un Seminario sobre Nuevas Tecnologías aplicadas a la Educación, que se dictaba en la Universidad Tecnológica Nacional - Regional San Nicolás, a la que concurrieron profesores de Suecia y Portugal. Me quedé durante dos fines de semana en un hotel cerca de la estación del ferrocarril (gracias a Rosa y su gente por su hospitalidad). Un día quise salir a recorrerla, quería conocer de cerca a esa ciudad de la que había escuchado hablar tanto a través de las noticias que llegaban a Buenos Aires debido a las multitudinarias peregrinaciones a la Virgen del Rosario.
Para mi recorrida me ayudó don Alberto, el señor que me llevó en remis por la ciudad. Don Alberto no sólo me mostró su ciudad sino que me contó numerosas historias. En su relato se emocionaba cuando me decía cómo solía ser San Nicolás en los años 70, una ciudad pujante y llena de vida. La principal fuente de trabajo era SOMISA, aquella enorme empresa siderúrgica (hoy SIDERSA) que obviamente debido a todos los acontecimientos acaecidos en nuestro país, actualmente es mucho más pequeña de lo que solía ser. (Click aquí para conocer más sobre los orígenes de la ciudad)
Cuando le pedí a don Alberto que me llevara a la estación del ferrocarril se sonrió tristemente, le pregunté a qué se debía su gesto y como toda respuesta tuve “hace tanto que no veo un tren que ya no me acordaba que existía. ¿Sabe que pasa? Hay un solo servicio diario y llega de madrugada desde Buenos Aires”. De todos modos fuimos y tomé estas fotos que ustedes pueden ver.

Sentí un dolor tan grande cuando vi en las condiciones en las que estaba la estación…… daban ganas de llorar.
El servicio que promociona la empresa TBA (Transportes de Buenos Aires) es de lunes a viernes hábiles partiendo de la estación Retiro - Buenos Aires a las 18:43 horas y llegando a San Nicolás a las 22:42 horas (claro que siempre se demoran y el trayecto recorrido lo realizan en más de seis horas). Si nos ponemos a pensar que en el año 30 la famosa locomotora Caprotti (a vapor) llegó al récord de dos horas con 50 minutos desde Retiro hasta Rosario, entonces podrán entenderme de qué hablo. Además de este servicio deficiente el precio del boleto cuesta igual que el de las empresas de micros que llegan a las dos terminales. Una de ellas, llamada “El Parador” al costado de la ruta 9 y la otra dentro de la ciudad está al lado de la estación de trenes. A ellas llegan micros desde distintos lugares del país (micros de doble piso) que tardan aproximadamente entre tres horas y media y cuatro desde Buenos Aires.
Así todo San Nicolás se resiste al paso del tiempo y al abandono. Tan sólo hay que dar un paseo por el centro, plagado de comercios, gente y autos (casi no se puede caminar). La Universidad también cuenta con un excelente plantel de profesionales docentes, algunos de los cuales hacen investigación. No dejó de sorprenderme gratamente el proyecto presentado por un alumno, destinado a controlar a pacientes coronarios a través de un dispositivo GPS que provee información sobre el estado de salud del mismo.
Cuando escucho hablar de proyectos grandilocuentes como “El tren bala a Rosario” (hermosa ciudad muy cerquita de San Nicolás, en la provincia de Santa Fe) se me mezclan los sentimientos, me dan ganas de reír y de llorar a la vez. Pienso si no sería un proyecto mucho más humilde pensar en aumentar la frecuencia de las formaciones existentes y mejorarlas, así como también el estado de las vías del actual ramal.

¡NUESTRO PAÍS MERECE VOLVER A SER LO QUE ALGUNA VEZ FUE!



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Viví mi infancia y juventud en San Nicolás de los Arroyos. Esta ciudad me brindó una educación y formación que hoy defiendo con uñas y dientes, la actual (con más de 20 años de existencia) es un proyecto político fallido.
Recorrí las calles de San Nicolás, de día buscando trabajo al terminar la Secundaria, de noche saliendo con amigos, a la madrugada de regreso de los boliches bailables caminaba más de 20 cuadras en total tranquilidad.
Con la juventud a cuestas soñaba con crecer y desarrollarme profesionalmente en mi ciudad natal, después de varios intentos no pudo ser. Un día quedaron atrás mis amigos, mi familia y partí al norte de Argentina.
Pasaron casi 20 años y aún recuerdo su bullicio, sus calles, sus bares y cafés.
A veces vuelvo y en los mayores noto tristeza en sus miradas, el San Nicolás de Somisa ya no está, mi padre como muchos otros dejó sus años allí, fueron los primeros obreros incorporados a mediados de la década del 60. A ellos se les hinchaba el pecho de orgullo cuando hablaban de Somisa.
Gracias Adriana por permitirme este recuerdo de mi ciudad natal.

Adriana López Taddei dijo...

Gracias a vos Nicolás!!! Me emocionaste muchísimo con tu comentario. Te esperamos en el Tren cada vez que quieras volver porque a San Nicolás como a la mayoría de las ciudades de las cuales escribo las une el mismo sentimiento "la nostalgia" y "el amor" que les tenemos.
Un cariño grande.