1 de enero de 2009

2009 y regresos...

Luego de una ausencia prolongada, mitad forzosa y mitad voluntaria, hoy retomo caminos transitados plenos de alegrías y esperanzas. Mis queridos lectores, no hubiera sido honesta con ustedes mismos escribiendo de compromiso, sólo por cumplir, no me parece ético ni tampoco justo. Hay un tema de Los Redondos (grupo musical argentino) que en una de sus estrofas dice “Vivir sólo cuesta vida” y eso es lo que me impidió estar con ustedes durante estos dos meses. Digamos que los acontecimientos me superaron en todo sentido pero a pesar de todo aquí estamos, la vida está llena de nuevos comienzos y este es otro de ellos, al menos lo tomo de esa forma. La vida es la mejor maestra que podemos tener, por supuesto, si es que sabemos aprovechar lo que ella nos ofrece y aprendemos las lecciones que nos presenta capitalizando a favor lo bueno y lo malo.
Quise tener este ratito con ustedes para contarles que En tren de sueños vuelve y vuelve deseándoles lo mejor para este nuevo año que comienza, con la esperanza de reencontrarnos para seguir compartiendo historias. Y cuando hablo de historias no hablo de cualquier historia, hablo de nuestro patrimonio, EL TREN. Nuestro querido ferrocarril, nuestro tren y su gente, nuestro tren y sus pueblos, nuestro tren y sus historias.
NUESTRO TREN Y SU REGRESO.

Brindo junto a ustedes porque el 2009 marque NUESTRO REGRESO!!!

Para los nostálgicos, les dejo una joyita, El club del Clan y Violeta Rivas junto a Alfredo Barbieri, Tristán, Palito Ortega y otros artistas argentinos.

20 de octubre de 2008

Esta vez te toca a vos...

Ayer en Argentina se festejó el Día de la Madre. No puedo pasar por alto esta fecha sin nombrarla, sin escribirle, sin decir que mi “vieja” ha sido la “locomotora” de la casa. Fue y es la que impulsa a este trencito que es “mi familia”.

Creo que poco hubiera podido hacer la fuerza y la energía de mi padre sin la guía de mi madre.

Con este posteo pretendo agradecer tanto amor y tanto ejemplo de vida. A veces por cuestiones de la vida, uno se arrepiente de ofrecer el corazón ya que en muchas ocasiones nos cruzamos con personas que son incapaces de valorar lo que llevamos dentro. Cuando pasa eso, lejos de desanimarme, pienso en la figura de mi madre y eso me da fuerzas para seguir adelante y rescatar los valores que ella me inculcó de pequeña.

Cuando cada vez con mayor frecuencia asistimos a escenas donde se percibe la falta de respeto por el otro, cuando percibo y sufro las mezquindades del poder y la ambición a cualquier precio, cuando veo la falta de generosidad, el egoísmo, el “yoísmo”, la intención deshonesta, el poder a cualquier costo, lejos de desilusionarme pienso en mi madre y comienzo de nuevo.

Pensando en ella puedo saber cuál es el camino correcto, qué es ilusión y qué es realidad, haciendo que los espejitos de colores no me encandilen.

Valores como la justicia, la honestidad, la dignidad, el respeto por el otro y la ética, sólo se adquieren desde la cuna y no importan qué títulos u honores hayan tenido quienes te criaron.

Me siento orgullosa de la madre que tengo, soy quien soy gracias a ella y todos los días elijo ser de la manera que ella me ha enseñado a ser, sin caretas, sin máscaras, con este corazón y con esta identidad.

Gracias Mamá!!!

He tomado tu posta en la vida, y la llevo orgullosa, con el orgullo de saber que tu enseñanza me ayuda a elegir todos los días las verdaderas opciones, los caminos más honestos y solidarios, a extender la mano, el corazón y el alma; y fundamentalmente a ser como soy SIN MÁSCARAS.



TE QUIERO MUCHO MAMÁ!!!

21 de septiembre de 2008

Trenes: Motivación e Identidad

La semana que pasó mi escritorio estuvo lleno de libros y apuntes que hablaban sobre un tema realmente apasionante para mi: "La Motivación". ¿Por qué hacemos lo que hacemos? ¿Cuál es nuestro motivo en la vida? Todo lo que leía de diversos psicólogos (Huertas, Vigotsky, Bruner, entre otros) me daban los fundamentos necesarios para escribir el post de hoy.
¿Por qué me apasioné de tal manera con la idea de este blog? Huertas señala que todo el comportamiento de las personas está ligado a los demás. No somos seres aislados y uno de los motivos para definir nuestras metas en la vida es el de la AFILIACIÓN. La vida en grupo favorece nuestra IDENTIDAD PERSONAL, el intercambio de valores y creencias. El TREN, en este caso, marca MI IDENTIDAD.
En el ambiente ferroviario podía vislumbrar el esfuerzo de mi abuelo con su dedicación al trabajo y su amor al ferrocarril. En él puedo ver los cuarenta años que mi padre dedicó a los trenes con la misma pasión y amor que mi abuelo con su ejemplo le dio a él y mi viejo con su ejemplo de vida nos diera a mi hermano y a mi.
Enseguida comencé a bucear en las profundidades de mis recuerdos y me vino a la mente un cuento del querido escritor argentino, Osvaldo Soriano (en enero se cumplen once años que nos dejó); un cuento que forma parte de su libro "Cuentos de los años felices". Se llama TRENES y pertenece a la primera parte, dedicada a su padre. En él relata las vivencias de sus viajes en tren y que creo que al leerlo, todos nos identificaremos con algún párrafo. ¡Cuántas cosas, cuántos recuerdos! Si cierro los ojos puedo volver a sentir el olor de las cuerinas de los asientos de los vagones, el olorcito a campo que entraba por la ventanilla a medida que íbamos dejando la zona urbana.
Mis queridos lectores, espero que disfruten este cuento tanto como lo he hecho yo...


Trenes

Siempre me vuelven a la memoria aquellos viajes en tren que cambiaron mi vida. Eran viajes lar­gos y rumorosos, con sándwiches de milanesa y limonadas caseras. Ahí vamos, mi madre y yo vestidos de Domingo en el vagón de segunda. Mamá lleva un pañuelo azul al cuello y la mirada puesta en la ventanilla sucia. Yo voy de pantalón corto y es posible que lleve un pulóver marrón con los codos zurcidos. No sé a qué le temo ni en qué piensa mi madre.

Cae la tarde y el sol se esconde en el horizonte. Mi padre ha partido meses antes a ocupar su cargo en una oficina de Río Cuarto. Muchos años después, al escribir estas líneas, releo una carta que le mandé a los nueve años: "Querido papá: a mami ya le sacaron la benda y yo me estoy haciendo una onda, la goma me la trajo del regimiento el señor Limina. Ya tenernos camionero, es Jamelo, mandá plata. Como estás por allá? Asfaltan calles? acá no, Fernandino viene siempre entre las 10 o 10 y media. Voy al cine cuando quiero y me levanto a las 10. Esperamos ir con vos, termina la casa. Besos chau". Y al margen, como posdata: "El gatito está atado".

Algunos errores de sintaxis, la be de benda y los acentos que faltan. Una caligrafía rumbosa que mi padre conservó hasta el final entre sus papeles. El chico de la carta es el que viaja con su madre en un tren que culebrea y se detiene de tanto en tanto a reponer agua y carbón. Una locomotora negra, con humo negro, igual que esa a pilas con la que ahora juega mi hijo. Perón la ha pagado como si fuera nueva y lleva el escudo nacional. Me pregunto: ¿por qué está atado el gatito? ¿Qué venda le han sacado a mi madre? ¿Quién es Jamelo? ¿Por qué me preocupa tanto el asfalto de las calles?

Mi madre ya no se acuerda del gatito. Con más de ochenta años se le confunden los trenes. Había tomado el primero en Pamplona, cuando era chica, y siguió aquí, en esta tierra inmensa, detrás de mi padre. Al Norte, al Sur, a la sierra, al mar, mamá subió a todos los trenes. Me dice, escondida en una montaña de recuerdos difusos, que Jamelo era el de la mudanza y se lleva la mano a la frente donde todavía tiene la marca de aquella herida. Un barquinazo con el jeep de Obras Sanitarias, de eso me acuerdo bien. Mi padre siempre agarraba los pozos más grandes y en aquel de San Luis mi madre dejó la lozanía de su cara española. Sangraba y no podía entender qué le había pasado. Mi viejo la cubrió con un pañuelo y manejó kilómetros y kilómetros maldiciendo todos los pozos que Dios ponía en su camino. En un hospital le colocaron esa venda que ya le han sacado en mi carta.

Manejaba mal, mi viejo, pero él nunca lo admitió. Una vez me atreví a decírselo en una curva, camino de Rauch. Frenó el coche en un pastizal y me dijo que bajara a pelear. Era así. Se enfrascaba en sus pensamientos y olvidaba la ruta. Entonces mi madre se sentía feliz de subir al tren justicialista. No le importaba que pasáramos días y días en aquellas butacas de madera durmiendo sobre una frazada. A la noche, cuando el tren se paraba en cualquier parte y los señaleros caminaban junto a la vía sin dar explicaciones, abría un paquete hecho con una caja de zapatos y todos los pasajeros se daban vuelta para sentir el aroma de nuestro pollo relleno. Tenía que durar hasta el final del viaje y lo administraba con un rigor de campesina. Mientras comíamos me contaba escenas de Lo que el viento se llevó y de postre las películas del Gordo y el Flaco. Entonces reía y los hacía correr perseguidos por un fantasma o subir un piano inútil a un segundo piso equivocado. El tren arrancaba a los tirones y después se paraba en una estación de mala muerte. Recuerdo que en ese viaje, o en otro, subieron a un boxeador noqueado y con los guantes todavía puestos, que mientras dormía narraba su propia derrota. Mi madre le mojó los labios con un pañuelo. El entrenador llevaba sombrero, tirado­res y una boquilla, pero se le habían acabado los cigarri­llos. Cada vez que mamá se inclinaba a auxiliar a su amigo el tipo se sacaba el sombrero y rogaba a Dios que se despertara para la próxima pelea.

Una vez que hicimos noche en un hotel de Bahía Blanca tardé en dormirme y entreví la desnudez de mi madre bajo la ducha. Al día siguiente, en el expreso a Neuquén, le pregunté qué era esa cosa negra que tenía ahí. Me miró y durante un rato movió los labios sin hablar. Por fin dijo: "Un hormiguero", y ésa es la única cosa textual que recuerdo de nuestra charla. Yo tenía cuatro o cinco años y ella todavía no llevaba la huella en la frente. Una vez le escuché decir que querían adoptar un hermanito para mí. La odié y odié a mi padre hasta que me preguntó si quería un hermano de regalo y yo me puse a llorar. Pero eso fue mucho más tarde, entre el rápido a Río Cuarto y el expreso a Cipolletti.

Ahora creo que vamos rumbo a San Luis y en un lugar penumbroso suben dos mellizos vestidos de azul, con una valija inmensa. Al rato uno abre la valija y de adentro sale un enano. No necesitan boleto. Los tres son, le informan al guarda, electores de Perón. Los que el pueblo votó para que votaran por Perón. En casa, el General era mala palabra pero ahí, de noche y a los cimbronazos, estallan aplausos y el enano levanta los brazos subido a un asiento. Alguien, atrás, empieza a vociferar "aquí están/éstos son/los muchachos de Perón". Uno de los mellizos se sienta al lado de mi madre y enseguida le saca un piropeo de versos floridos. Ella se levanta en silencio, indignada, con la cicatriz que le cruza la frente, y me arrastra al pasillo. "Éste es mi hijo", le dice al guarda mientras me pone la mano sobre un hombro, "y en este tren, como manda el General, los únicos privilegiados son los niños". Me parece mentira que lo diga ella, pero el de uniforme se pone duro como un mástil y el enano deja de gritar. Después todo pasa muy rápido. En la siguiente estación sube la policía y se lleva a los electores a empujones. Un gordo engominado se acerca a mi madre y se disculpa en nombre del ferroca­rril: los privilegios de los niños alcanzan a las madres, dice y suda a mares mientras su mano grasienta me acaricia la cabeza. Parece asustado y nos ofrece pasar al vagón de primera.

Esa fue la única vez que viajamos en asientos mullidos. Mi madre se recuesta y cierra los ojos. Ahora veo: el gatito está atado a una silla, enredado en un ovillo de lana. Dormía en mi cama como ahora otro duerme junto a mi hijo. A veces yo era el Corsario Negro y él el Corsario Rojo que iba a morir en el cadalso. Era negro y blanco con un morro fino y una paciencia infinita. Una noche no volvió, la siguiente tampoco y a la tercera empezamos a llorarlo. Nos había acompañado en otros trenes, aterrado por el encierro y el ruido. Venía del asfalto de Mar del Plata y tal vez sufría los calientes desiertos puntanos. ¿Sueña con eso mamá cuando duer­me esa noche en el tren? ¿Sueña con su aldea de Navarra? ¿Con la voz de Magaldi? ¿Con los bailes en Barracas cuando era joven y trabajaba en la fábrica de medias? En la larga espera de una estación desconocida, esta vez rumbo a Tandil, habla de ella: años atrás un tal Fermín Estrella Gutiérrez le ha escrito versos de amor, dice. Era elegante y gentil aquel poeta de sonoro apellido. Qué más, me pregunto ahora: ¿qué otros sueños? ¿Más pra­deras y distancias? Tal vez la pensión de la calle Brasil, a una cuadra de donde vivía el Peludo Yrigoyen. La estación Constitución donde desembarcamos por prime­ra vez, yo intimidado por la inmensa avenida y ella feliz con su sombrero de paja bajo el sol.

Trenes de madera, de fierro, de juguete. Resaca inglesa y vivezas criollas. Van peones deportados, viajan­tes medrosos, boxeadores noqueados, antiguos electores de Yrigoyen y Perón. Ahí va Gardel que todavía no es Gardel. Viene Eva, que todavía no es Evita. Sube su moto un chico que todavía no es el Che. Todos duermen, igual que mi madre. Van a la deriva del destino. A cara o cruz. Aunque nunca hablemos de los sueños, es en ellos donde alguna vez somos enteramente felices. Mientras ruge la locomotora y crujen las maderas de aquel vagón justicialista.

8 de septiembre de 2008

Fiel testimonio

Y si… el jueves "En tren de Sueños" estuvo en el estreno de La Próxima Estación, la película de Pino Solanas. Eran las 20 hs y la gente comenzaba a llegar, de a poco, el hall del Cine Gaumont quedaba muy pequeño para albergar a tanta gente. Periodistas, diputados, representantes gremiales y LA FAMILIA FERROVIARIA se habían dado cita esa noche. Fuimos con papá quien estaba ansioso por conseguir un asiento y disponerse a ver el documental. Finalmente, a las 21, se abrIeron las puertas y comenzamos a acomodarnos en nuestros asientos. No les voy a contar la película porque les PIDO que vayan a verla. NO PUEDEN DEJAR DE VERLA porque es el testimonio más real y fidedigno no sólo de la destrucción sino del ensañamiento que han puesto para destruir no sólo un medio de transporte sino el patrimonio de TODOS los argentinos.
La verdad es que quedamos sorprendidos cuando en la película aparecen dando testimonio el Ing. Élido Veschi, el Ing. Silva (ambos representantes gremiales del cada vez más reducido Personal de Dirección de Ferrocarriles Argentinos, gremio al que mi padre aporta su granito de arena con la gente de la tercera edad). También el profesor Juan Carlos Cena (ferroviario desde los 12 años y autor, entre otros de “El ferrocidio”), los dirigentes de la Unión Ferroviaria, Sobrero y, en representación de los guardas, el Sr. Reynoso.
La película no tuvo en ningún momento golpes bajos, sólo se limitó a reflejar la realidad, una realidad demasiado dura y que quedó plasmada en el llanto del Ing. Silva cuando relataba el caso de un compañero ferroviario de los Talleres de Tafí Viejo, enfermo, con una hemiplejia seguramente causada por el disgusto de haber tenido que dejar a su familia ferroviaria, cuando debía además, hacer entrega de sus herramientas de trabajo y vaciar su casillero en donde habrá guardado tantos recuerdos durante tantos años de trabajo.
Tanto a la entrada como al final de la película, Pino agradeció a todos quienes habían contado sus historias. Estuvieron también el Ingeniero Contestí (de Tren para Todos), la gente de Patricios (que había ido con hinchada) y de casualidad a la salida me encontré con mi amigo Fede de Satélite Ferroviario.
Salí del cine con un sabor amargo porque uno sabe las cosas que pasaron, pero verlas todas juntas, en una película, es un golpe muy grande porque a veces no se toma la verdadera dimensión de lo que se vive y además porque el tiempo parece suavizar las cosas. Pero a la vez, y como lo expresó Pino antes de la proyección, siento el dulce de saber que “los trenes volverán”, lo siento como un hecho, al ver el clima que se vivió el jueves en el cine, hay mucha gente, los hijos y los nietos de quienes crearon esta familia, que tienen muchas ganas de recuperar años e historias que no están perdidas, están ahí, en un rinconcito, esperando ser rescatadas.

YO SIGO EN ESTE TREN PORQUE SOMOS MUCHOS LOS QUE VIAJAMOS, Y NO NOS DETENDREMOS HASTA VER LAS "PRÓXIMAS ESTACIONES" DE PIE.


1 de septiembre de 2008

Los trenes volverán...

Los trenes volverán, como vuelven los días, los meses, las estaciones…
Los trenes volverán, para seguir uniendo pueblos, regiones y ciudades…
Los trenes volverán, como van y vuelven, los pasajeros, las cargas y mensajes…
Los trenes volverán, simplemente, por el placer de viajar:
como el agua, la luz o el amor, no es posible vivir sin ellos.

Fernando Pino Solanas

Cuando uno lee estos versos y descubre que su autor es nada más ni nada menos que un intelectual como Fernando Pino Solanas, se le eriza la piel. Esto me pasó cuando esta mañana visité su sitio en el que nos explica el argumento y el por qué del documental que se estrena este jueves en Buenos Aires. Cuando el año pasado comencé con los primeros artículos de este blog fue con la intención y con el sentimiento casi concreto (o será que mi esperanza es tan fuerte que puedo considerarla casi más como una certeza) de que los trenes volverían. Con el correr del tiempo me di cuenta que no estaba sola creyendo o alimentando este sueño, así les di a conocer a gente que creyó y sigue creyendo en lo mismo que creían nuestros abuelos y nuestros padres. El sueño de volver a ver VIVO al ferrocarril y VIVOS a sus pueblos.

“Próxima Estación” es el nuevo documental de Fernando Pino Solanas y se estrena en Buenos Aires este jueves. Documental desarrollado en tres fuertes ideas:

1) A comienzos de los años 90, las empresas del Estado se privatizaron con la promesa de modernizar sus servicios y brindar mejor atención: los trenes interurbanos fueron suprimidos; miles de pueblos quedaron aislados y un millón de habitantes emigró hacia las capitales.

2) La construcción de los ferrocarriles fue una de las grandes epopeyas industriales del país. En 1857 comenzó a circular el Ferrocarril del Oeste - una empresa de capitales argentinos- y años después, llegarían las compañías inglesas y francesas. Casi un siglo más tarde, el gobierno de Perón nacionaliza todos los ferrocarriles y la red alcanza los 50.000 km.; nacen las escuelas ferroviarias; se fabrican locomotoras diesel y a vapor y todo tipo de vagones; el tramo Buenos Aires-Rosario se cubría en 3,30 hs. Con el gobierno de Arturo Frondizi comienza la reducción del ferrocarril. Su ministro A. Alsogaray pone en ejecución el Plan Larkin, del Banco Mundial: se eliminan tranvías y trolebuses y desembarcan las multinacionales de camiones y neumáticos.

3) El ferrocarril no tiene reemplazo:” es el único transporte que puede llegar a destino en las peores condiciones climáticas”. Es el medio de transporte más seguro, menos contaminante y más económico. Es 8 a 10 veces más barato que el transporte automotor: una locomotora arrastra la carga de 50 camiones o de 20 ómnibus de pasajeros. Para financiar el “tren bala” - que sólo servirá a las capas pudientes de Buenos Aires, Rosario y Córdoba y no transfiere tecnología- el gobierno endeuda al país por 30 años. Con la mitad de lo que costará la obra, se pueden reconstruir a nuevo los ferrocarriles interurbanos de las provincias del país, con 7.000 km. de vías para trenes de pasajeros, 11.000 km. para los cargueros y 310 locomotoras nuevas.

Les recomiendo que no se pierdan un documental que aborda la Historia y cree en la Reconstrucción de los Ferrocarriles.

Obtené más información en el sitio oficial “Próxima Estación”




"La Próxima Estación"
Documental
Duración: 115 minutos
Color, 35 mm.
Copyright: Cinesur S.A.
Buenos Aires - Argentina - 2008



11 de agosto de 2008

Campamento Cultural “Corazón de Quebracho”

El 12 de Octubre de 2004, en el marco de los 100 años de la localidad de Villa Guillermina, la Asociación de Rescate de la Cultura Forestal hizo el lanzamiento oficial del proyecto. El acto se realizó en las instalaciones de la Ex-Casa de Visitas, contó con la presencia del Gobernador de la Provincia de Santa Fe Ing. Jorge Obeid.

En su weblog “Campamento Cultural Corazón de Quebracho”, ellos nos cuentan:

<<<La decadencia causada por el cierre de la fábrica de tanino, perteneciente a la EmpresaLa Forestal S.A.”, en la década del 50 que constituía el centro de la vida del pueblo de Villa Guillermina, y de muchos otros, provocó el éxodo de la gran mayoría de sus pobladores, quedando solo un grupo de familias como custodios de los bienes patrimoniales que, hasta hoy día, testimonian calladamente cien años de historias.
Provocó también el olvido de valores, tradiciones y creencias, el abandono de un patrimonio edilicio característico de la época, el deterioro de la economía con todas sus implicancias, la pérdida de servicios comunitarios que, otrora fueron orgullo de los guillerminenses, dejando un pueblo con desocupación, miseria y atraso, analfabetismo, clausura de escuelas, insuficiencia sanitaria y otras, matando las esperanzas puestas en aquello que acrecienta la dignidad humana: el trabajo.
Y, aunque muchos años después otra fábrica se instaló en nuestro pueblo, no es suficiente para cubrir la demanda laboral y lograr el desarrollo de crecimiento que todos merecemos.
Rescatar esos valores culturales forestaleros, es el compromiso que asumimos como hijos de este pueblo, como pago de una deuda al esfuerzo de los pioneros y como herencia para nuestros hijos y nietos, un legado histórico-cultural que será la fuente que permita mejorar nuestra calidad de vida.>>>

Así se presentan los guillerminenses en este hermoso video, podés ampliar con información en su sitio web http://campamentocultural9001.blogspot.com

Asociación de Rescate de la Cultura Forestal

A mediados de Enero del año 2004, se reúnen en las instalaciones de la Escuela Colombres Nro 863 un grupo de personas planteando el potencial de Villa Guillermina relacionado con la polémica historia de la compañía “La Forestal”, se sugirió rescatarla, ordenarla y presentarla en un proyecto cultural, sumado al inmenso patrimonio natural del Chaco-Santafesino, con sus montes nativos, lagunas, esteros, palmeras, etc., transformar esta gran fortaleza en una oportunidad de una salida laboral turística que, permitiera mejorar las condiciones de vida de nuestra gente y de la región. Luego de innumerables reuniones, se formó el “grupo” de rescate de la Cultura Forestal, para transformarse luego en la “comisión” y por último, nace legalmente la Asociación de Rescate de la Cultura Forestal de Villa Guillermina (Personería Jurídica Nª 974), cuyo presidente es el Sr Rodolfo Martínez.

Uno de los proyectos que llevó adelante la Asociación de Rescate de la Cultura Forestal, es la creación e implementación de un Campamento Cultural en nuestra localidad.

Este campamento permite que las EGBs y Polimodal de la Provincia de Santa Fe nos puedan visitar, conozcan la rica y polémica historia de un pueblo forestal y los de la micro región, no como un simple dato para el intelecto, sino como experiencias de vida que ayuden a mejorar el presente y proyectar un futuro distinto, rescatando y cultivando valores humanos como la cultura del trabajo, la solidaridad, el sentido de comunidad, la honestidad, el respeto, el cuidado del medio ambiente, el compromiso del lugareño, etc.

Video elaborado para el 3er Encuentro de los Pueblos Forestales del Norte Santafesino (25 de Mayo de 2007) con la poesía de Joselo Shuap.

Visitá su sitio web en http://rescateculturaforestal.blogspot.com


Otro pueblo valiente

Allá por mayo del 2007, cuando nace En Tren de Sueños mi objetivo era mostrar al mundo el pueblito donde pasé gran parte de mi infancia. Con el correr del tiempo En Tren de Sueños intenta ser un blog testimonial, en donde se rescatan las historias de los pueblos que se han quedado sin sus trenes, historias relatadas a través de sus personajes.

Ya me he referido (y lo seguiré haciendo) a la importancia del tejido social que permiten las redes de la Web 2.0, gracias a ellas hemos podido conocer a estos personajes que mencionaba anteriormente y descubrir cada día un nuevo actor social.

De un tiempo a esta parte he estado investigando y descubriendo cómo algunos de estos pueblos no desean ser olvidados y se recrean en nuevas actividades luchando por ser escuchados. Ejemplo de esto es el caso del pueblo de Patricios en la provincia de Buenos Aires (nota completa en Archivo del blog, junio 2008).

Hoy les presento el caso de Villa Guillermina, (ciudad de 4.850 habitantes, ubicada en el norte de la provincia de Santa Fe) con su “Campamento Cultural Corazón de Quebracho”.

Si van al Archivo del Blog, en octubre de 2007, se encontrarán con un video de mi creación llamado Relatos, lo elaboré para dar testimonio de la existencia de la desaparecida Compañía Forestal del Norte y sus consecuencias para la región.

Este video que tuvo numerosos comentarios en Youtube (http://www.youtube.com/watch?v=gGTA1CFv-Ss) y al día de la fecha casi mil visitas, menciona varias ciudades en las que esta compañía dejó sus huellas en nuestro país, entre ellas se encuentra la localidad de Villa Guillermina.

En estas fotos de un antiguo mapa del tendido ferroviario del año 1952 (nótese que la provincia actual de Chaco se denominaba Eva Perón) se puede apreciar el ramal con una trocha de 0,75 m. que pasaba por Villa Guillermina. Hoy al norte santafesino no llegan los trenes.




























A continuación, les presento a VILLA GUILLERMINA, otro pueblo que (parafraseando el lema de Patricios) UNIDO, SE PONE DE PIE!!!

25 de julio de 2008

Y llegó el receso invernal!!!

Desde este fin de semana y durante dos semanas, las escuelas de la Ciudad de Buenos Aires cierran sus puertas, los docentes comenzaremos a hacer cursos de perfeccionamiento y los alumnos a disfrutar de un merecido descanso.

Sin lugar a dudas un lugar hermoso para caminar en esta época disfrutando de sus calles en las tardecitas de sol y recorriendo lugares históricos, es el barrio de Villa Devoto.

Es uno de los 48 barrios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Se trata de un espacio urbano residencial de casas bajas, fundado por el italiano Antonio Devoto.

Fue considerado "El jardín de la Ciudad", porque contaba con más árboles que cualquier otro barrio porteño, pero con el correr de los años perdió tal característica. Hay escaso tránsito vehicular. Sus casas son bajas y con jardines amplios, no habiendo demasiados edificios. Su nombre le fue dado en homenaje a don Antonio Devoto quien fuera dueño de estas tierras, poseedor de una de las fortunas más grandes del país y de Sudamérica. Alternó con la más alta élite porteña de la época y ayudó tanto a su país de origen, Italia, durante la Primera Guerra Mundial que consiguió el título de Conde, otorgado por el Rey.

Sus calles son surcadas por dos tendidos férreos. Uno, el perteneciente al Ferrocarril Mitre (ramal Suárez) y el otro, el perteneciente al Ferrocarril Gral. San Martín. Por eso hay dos estaciones de tren con la denominación “Devoto”.

Sobre la Estación Devoto de la línea San Martín, podemos encontrarnos con una “joyita” ferroviaria: el llamado “Kassel Resto-Bar”.

Abre sus puertas a las 18 horas y nos ofrecen una variedad de opciones; desde tragos especiales hasta tortas para los más golosos. En cuanto al menú, la cena es una exclusiva cocina de autor. Es atendido por sus propios dueños y hasta nos ofrecen la opción de alquilar el furgoncito de cola rojo (que se ve en las fotos) para celebrar ocasiones especiales, cumpleaños y agasajos.


Cuenta con un patio interior que se encuentra sobre un deck que da a la estación del tren y en donde hay mesitas con una pantalla gigante para disfrutar de videos mientras se toma alguna de la variedad de opciones.


Pero saben qué es lo más lindo? Sentarse en los asientos del vagón delantero, el que da a la plazoleta de la estación. Disfrutar de cada uno de los detalles de un vagón de tren del año 1890, con sus maderas y bronces originales como pueden observar en las fotografías.



Un lugar digno de visitar...







...en estas mini vacaciones.